Su magia
Colmado de oyameles y aire limpio, este lugar posee todo el encanto de los pueblos de la sierra. Sus nubes vuelan bajo o se pasean rodeando la cúspide del Cerro Cabezón. Abajo la gente cultiva flores, sobre todo, tuberosas. Con esas blancas flores se confeccionan tapetes y ofrendas para la patrona, la Virgen de la Asunción. Cuando no hay danzas o rituales, hay un silencio agradable. Se toma café y licores de hierbas, se mira la vida pasar en la plaza principal.
El motivo
- Una montaña de superficie caliza que acompaña desde siempre al pueblo.
- Al atardecer parece encenderse, por eso Tlatlauquitepec significa en náhuatl “cerro que colorea o arde”.
- Está lleno de grutas que pueden ser exploradas por los amantes de la espeleología.
- Tiene además tres cables de tirolesa: de 80, 150 y 200 metros.
Lo básico
Subir al campanario de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús para ver el Cerro Cabezón a la distancia.
Imprescindibles
- Admirar las pinturas de Luis Toral González en la casa cural, al lado de la parroquia.
- Comprar café orgánico de Mazatepec.
- Probar la yolixpa, el típico licor de hierbas de la sierra poblana.
Autobús:
ATAH salen de la Angelópolis.
Avión:
Aeromar, Aeroméxico y Volaris llegan a la Angelópolis.