Su magia
Este pueblo comparte su paisaje con un volcán, el Popocatépetl. No importa si se está en una terraza o en la punta del Cerro de San Miguel, el gigante siempre aparece a lo lejos con su nube de humo, y su presencia acompaña el vaivén de los días en este rincón poblano. No hay frío aquí, así que árboles frutales, plantas y flores crecen despreocupados. Los atlixquenses viven del comercio de esos regalos de la tierra, además tienen la costumbre de celebrar con floridos tapetes sus mayores fiestas.
El motivo
La cercanía con el volcán Popocatépetl
- Por su ubicación en las fértiles faldas del volcán, Atlixco llegó a ser una prominente zona agrícola durante el Virreinato.
- Varias órdenes religiosas acudieron entonces y fundaron las iglesias que hoy seguimos admirando.
- En las laderas del Popocatépetl abundan balnearios que aprovechan las aguas medicinales de la región.
Lo básico
Apreciar al gigante de humo desde el Cerro de San Miguel, ya sea al amanecer o cuando la tarde cae.
Imprescindibles
- Ver los murales de Juan Manuel Martínez Caltenco en el Palacio Municipal.
- Desde la terraza del hotel Mansión del Conde contemplar el Popocatépetl.
- Admirar la fachada de la Capilla de la Tercera Orden.
Autobús:
Oro llega de la Angelópolis.
Avión:
Aeromar, Aeroméxico y Volaris llegan a la Angelópolis.